Sentada sobre un taburete y vestida con pantalón blanco y una chaqueta verde con rayas blancas a los costados, con “Tu bajito a selva”, Rita apareció frente a un público que esta vez no llenó el lugar como en las tres anteriores ocasiones.

A pesar de que ella trabaja en una propuesta independiente y autóctona con la que un público se identifica, sus asistentes no lograron llenar el lugar, quizás porque ya es hora de dejar en su tiempo a “Jardinera” y “El blu del pin pon” y verla sorprender con algo diferente. La artista tiene calibre y una fuerza en su inconfundible personalidad para ir en búsqueda de la verdadera trascendencia.

El “juidero” no se armó porque la gente esperaba ansiosa el tema “Jardinera”, y es que su atrevimiento rítmico y vocal no permiten que el ánimo decaiga durante la espera de sus canciones.Cuando no deleitaba con su voz rebelde, entretenía con sus cortas conversaciones con el público entre cada uno de sus temas.

Su propuesta
La escritora de “Papi” continuó deleitando con “Da pa lo do”, acompañada del fusil en su realista voz, solicitando a su final “un aplauso a nuestros hermanos haitianos”.

“No ‘ta llevando el diablo”, “Pásame a Bucá”, “Sweet dreams”, “Oigo voces” y “La hora de volve” siguieron demostrando el trabajo de una banda perfectamente en consonancia con las letras interpretadas por alguien que no pierde sus aires de autenticidad.

Siempre vale la pena esperar lo mejor hasta el final. Rita dejó con buenos ánimos a sus fanáticos con “El Blu del Pin Pon” y “Equeibol”, para dejar ansiosos a muchos al no volver, porque así ella lo prefirió.