Soy un extraño para tí, de Andy Russell

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Su nombre verdadero no era Andy Russell, Andrés Rabago Pérez, que no nació en Sudamérica sino al este de Los Ángeles (Estados Unidos), fue uno de los diez hijos de padres nacidos en México, que a su vez tenían ascendencia española.

Desde la adolescencia, Andrés se interesó por la música y comenzó a cantar, a través de bandas locales con otros hispanos norteamericanos, como Ramón Cruz.

Fue a partir de los inicios de la década de los 40 cuando tomó la decisión de cambiar su nombre al artístico Andy Russell, ya que pensó que así seguramente tendría mucho más éxito en el mundo de la música. Para elegir tal nombre, tomó inspiración de uno de sus músicos favoritos: Russ Colombo.

Su ascenso a partir de entonces fue imparable, y rápidamente comenzó a tocar en muchas radios y a realizar actuaciones en directo. Pese a que algunos decían que Andy podría haberse llegado a convertir en una estrella de un género que se desarrollaría algunos años más tarde, el rockabbilly, finalmente se especializó en música romántica y boleros, firmando en 1944 su primer contrato discográfico con Capitol.

Con el paso de los años, Russell llegaría incluso a participar en prestigiosos programas radiofónicos para sustituir nada menos que a Frank Sinatra, sin embargo, ensombrecido por la sombra del gigante crooner por excelencia de los Estados Unidos, en aquel país nunca se le llegaría a valorar como a él le hubiera gustado, y tal vez, según algunos críticos como Antonio Cuenca, como se le debía y merecía.

De todos sus temas versionados y compuestos, hay uno que ha pasado a sonar en muchas radios a nivel internacional, mucho después incluso de haber estado de moda, y ese es sin lugar a dudas Soy un extraño, un tema que representa la galantería típica de la época en la que se presentaban los diversos cantantes románticos, y que se puede escuchar aquí.

Según críticos como Tovald Axel, el éxito de este tema se debe a que está compuesto de una manera musical muy adelantada a su época, lo que hace que pueda gustar con facilidad lo mismo a un público joven y contemporáneo que a gente de mucha más avanzada edad.

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