Los fans autoproclaman a Silvestre Dangond como ‘El rey del vallenato’
0:00
No es una estrategia publicitaria y menos una imitación a otros
artistas que se autorproclaman rey. Todo lo contrario, es una
manifestación pública por parte de miles de seguidores que han decidido,
a través de imágenes y peticiones en redes sociales que su artista sea
el rey indiscutible de la música vallenata.
¿Y por qué?, se preguntarán sus detractores. Sencillo: Silvestre Dangond, a través de todos estos años de logros, triunfos y fracasos, siempre ha proyectado su carrera hacia el éxito. Por más críticas que recibe, Silvestre vuela alto. Sus viajes internacionales, sus shows con grandes artistas como Marc Anthony, con el que compartió escenario en el Madison Square Garden de New York , le han abierto un abanico de posibilidades que él quiere explorar sin miedo.
Silvestre es un hombre de mundo. Rompe con los esquemas tradicionales del género vallenato sin abandonar su esencia. Ejemplo de ello es su colaboración con Tony Dize en el tema ‘Prometo olvidarte’, en el que conjuga la música de acordeón con el género urbano. O sin ir más lejos, su tema ‘Loco paranóico’, incluido en su pasado álbum, ‘La novena batalla’, y que ahora grabó con Alkilados en versión bachata, y cuyo resultado sólo tiene un calificativo: extraordinario.
Y es que Silvestre no es un cantante encasillado, no posee una camisa de fuerza en su mundo interior. Él es libre de hacer lo que quiere, pero no de forma anárquica, ya que en él impera las buenas ideas musicales y no las mediocres.
Dangond se autoexige en cada proyecto. Visualiza sus ideas y logros. Y casi siempre las lleva a feliz término. Otro factor a su favor es que siempre está en la búsqueda de nuevos sonidos. Le gusta escuchar a los grandes arreglistas y productores como Sergio George o Pina Records, quienes hablan con él, y en largas tertulias, proyectan el futuro de la música, un negocio en permanente evolución y cambios.
Aunque Silvestre abandere un género, los puristas, siempre han querido retraer el avance de la música vallenata. Sueñan con que Dangond sea un Alejo Durán o un Diomedes Díaz. Lo que no entienden es que cada artista es una especie única y Silvestre lo es. Es un ídolo de masas que construye hacia adelante y no hacia atrás. Tiene su estilo, y su forma de ser y actuar, nunca será comparable a nadie porque es el número uno entre sus seguidores.
Lo que impresiona en Silvestre, a quien voy a bautizar como el James Dean del vallenato, es como escoge su ropa, su puesta en escena, su look. Es un joven moderno que no tiene miedo al qué dirán. Ha creado un sello personal, indiscutible, perenne, gracias a un equipo de trabajo que no descansa, que conecta muy bien con sus ideas y que está representado en Carlos Bloom, su mánager, su amigo y confidente. Ambos son uno solo y tienen claro que para poder ser los mejores hay que estar en permanente progresión, y dejar a un lado los prejuicios, esos que hacen que artistas con estrella sean con el paso del tiempo dragones del pasado consumidos por su propio fuego, y todo por el miedo a levantar las alas.
Ha llegado una nueva etapa en la vida de Silvestre Dangond. Este 2014 es el año de la creación, de las ideas y de la consolidación a nivel internacional. Su gira a Europa en el 2013, sus viajes a Estados Unidos, Chile, Brasil y Argentina, entre otros países, irán a más, porque en la mente de este urumitero siempre hay una premisa: nunca rendirse, pase lo que pase.
¿Y por qué?, se preguntarán sus detractores. Sencillo: Silvestre Dangond, a través de todos estos años de logros, triunfos y fracasos, siempre ha proyectado su carrera hacia el éxito. Por más críticas que recibe, Silvestre vuela alto. Sus viajes internacionales, sus shows con grandes artistas como Marc Anthony, con el que compartió escenario en el Madison Square Garden de New York , le han abierto un abanico de posibilidades que él quiere explorar sin miedo.
Silvestre es un hombre de mundo. Rompe con los esquemas tradicionales del género vallenato sin abandonar su esencia. Ejemplo de ello es su colaboración con Tony Dize en el tema ‘Prometo olvidarte’, en el que conjuga la música de acordeón con el género urbano. O sin ir más lejos, su tema ‘Loco paranóico’, incluido en su pasado álbum, ‘La novena batalla’, y que ahora grabó con Alkilados en versión bachata, y cuyo resultado sólo tiene un calificativo: extraordinario.
Y es que Silvestre no es un cantante encasillado, no posee una camisa de fuerza en su mundo interior. Él es libre de hacer lo que quiere, pero no de forma anárquica, ya que en él impera las buenas ideas musicales y no las mediocres.
Dangond se autoexige en cada proyecto. Visualiza sus ideas y logros. Y casi siempre las lleva a feliz término. Otro factor a su favor es que siempre está en la búsqueda de nuevos sonidos. Le gusta escuchar a los grandes arreglistas y productores como Sergio George o Pina Records, quienes hablan con él, y en largas tertulias, proyectan el futuro de la música, un negocio en permanente evolución y cambios.
Aunque Silvestre abandere un género, los puristas, siempre han querido retraer el avance de la música vallenata. Sueñan con que Dangond sea un Alejo Durán o un Diomedes Díaz. Lo que no entienden es que cada artista es una especie única y Silvestre lo es. Es un ídolo de masas que construye hacia adelante y no hacia atrás. Tiene su estilo, y su forma de ser y actuar, nunca será comparable a nadie porque es el número uno entre sus seguidores.
Lo que impresiona en Silvestre, a quien voy a bautizar como el James Dean del vallenato, es como escoge su ropa, su puesta en escena, su look. Es un joven moderno que no tiene miedo al qué dirán. Ha creado un sello personal, indiscutible, perenne, gracias a un equipo de trabajo que no descansa, que conecta muy bien con sus ideas y que está representado en Carlos Bloom, su mánager, su amigo y confidente. Ambos son uno solo y tienen claro que para poder ser los mejores hay que estar en permanente progresión, y dejar a un lado los prejuicios, esos que hacen que artistas con estrella sean con el paso del tiempo dragones del pasado consumidos por su propio fuego, y todo por el miedo a levantar las alas.
Ha llegado una nueva etapa en la vida de Silvestre Dangond. Este 2014 es el año de la creación, de las ideas y de la consolidación a nivel internacional. Su gira a Europa en el 2013, sus viajes a Estados Unidos, Chile, Brasil y Argentina, entre otros países, irán a más, porque en la mente de este urumitero siempre hay una premisa: nunca rendirse, pase lo que pase.
0 comentarios